Restaurante de cadena situado muy cerca del centro de Barcelona, en Plaça Urquinaona.
Solamente en Barcelona ya tienen cuatro locales, también están en Girona, Lleida, Manresa, en la costa…
Éste restaurante concreto debió de ser de los primeros en abrir y debió de ser por la década de los ochenta.
Y aunque su carta se ha ido modificando un poco en estos años, sigue siendo una opción a tener en cuenta si te apetece algo económico por el centro.
Comida para cuatro a primera hora de un sábado, el sitio se llenó como siempre y la cola se hizo bastante larga.
Es el tercer artículo que escribo sobre este sitio pero es que hacía más de un año y medio que no decía nada y además esta vez voy a hablar de su menú de mediodía.
Y se puede describir en pocas palabras: una maravilla.
Del restaurante poco más tengo que añadir que no haya contado en La Palmera (v2) y en La Palmera, todo sigue igual.
Eso sí, lleno a rebosar, incluso si vas temprano hay que reservar.
El sistema es sencillo, hay seis platillos de primero y seis de segundo, tienes que escoger tres primeros y tres segundos.
Si van dos personas se pueden probar todos los platillos del día.
Restaurante cerca de Santa María del Mar en el Born de Barcelona.
Es un local bastante nuevo en el barrio.
Se dedican básicamente a las tapas y la decoración es la típica de la zona: paredes de piedra vista recuperadas siendo todo agradable.
Y como está montado desde no hace mucho, entramos en ese maravilloso ejercicio de intentar recordar que había en ese lugar no hace tanto tiempo y no lo conseguimos identificar.
Cena para tres sin reserva temprano, no había mucha gente, al menos al principio.
El último restaurante para comentar de esta escapada a Venecia.
Amenazo en publicar dentro de poco las fotos de estos días, tengo todavía que prepararlas y ando con algo de lío últimamente.
En mi opinión éste es el mejor restaurante del viaje.
Intento de cena el Sábado y estaba lleno, con reserva para el Domingo noche y aún siendo un día como ese había bastante gente, está claro que es mejor reservar mesa.
Es un local no muy grande, con unas siete mesas, con paredes de piedra recuperadas y la gente que trabaja allí habla bastante bien el castellano.
Antiguo restaurante en Venecia, poco guiri, buenos precios, todo muy marinero y además lo que probé estaba riquísimo.
Una joyita encontrada después de mucho patear y buscar.
De aquellos sitios que cuando vuelva repetiré seguro y que si no coges carrerilla no entras la primera vez que los ves.
Decoración tradicional, con sabor añejo y con muchas fotos en las paredes de cuando el dueño se dedicaba a las carreras en góndola.
Cena para dos, pero estaba a tope, hubo suerte, mejor reservar.