Por fin, después de tres intentos consigo mesa y reservando con solamente un día de antelación.
Recuerdo la primera vez que fui hace unos cinco años, había gente, pero no era tan béstia como ahora.
Por cierto, la mesa, de las peores del local, jajaja.
Pero la comida…ummm, la comida, que cosa!
Es un sitio para disfrutar la comida japonesa.
Cena para dos.
De primeros nasu dengaku (6€) que es berenjena frita con salsa de miso y kakiage (10€) que es una tempura de verduras.
Tengo que decir que la vi sin tener ni idea de la historia.
Nada preconcebido, no tenía mi interés.
Y eso ayuda mucho.
Es una película entretenida, de las de palomitas, sin más, se deja ver pero no te hace sentir nada de nada.
Creo que está desaprovechada, que se podría haber sacado mucho más de los personajes y de sus relaciones, pero para eso no tenía que ser de la Warner Bros. Pictures.
La historia entretiene, no es para lazar cohetes, pero no está mal, mantiene el interés durante todo el rato.
Es uno de los dos restaurantes situado en la escola superior d’hostaleria de Barcelona.
De los dos restaurantes éste es el más económico.
Me he prometido ir al otro en cuanto pueda.
La decoración es moderna, con espacio, mesas grandes y mucha luz.
La gente que trabaja es extremadamente agradable y atenta.
Nuestro camarero nos contaba que ya se había acabado el curso… que le había quedado una para Septiembre y que aprovechaba para ganar algo de dinero trabajando allí.
Es una de esas películas que cuesta encontrar.
Estrenada en el 2002, con una estética fuertemente a lo The Matrix la llevo persiguiendo desde algo así como un año.
Al final la pude ver y está bien.
Se deja ver, hay que evitar las comparaciones que pueden surgir, en realidad hay escenas prácticamente copiadas, pero en general es una película original.
La historia es buena, el desenlace un poco pobre, pero se mantiene el interés durante todo el rato.
Vuelve el tema de una sociedad controladora y opresiva al estilo del Gran Hermano de siempre.
Es una película extraña.
Pues ayer sábado volvimos a salir con las motos a dar una vuelta.
Esta vez había unas diferencias con otros sábados: nos acompañó Jano con su VFR y además yo llevé la cámara de fotos para hacernos unas foticos haciendo las curvitas.
No es muy habitual tener fotos de tus motos en marcha, las que siempre he tenido son con cara de pavo al lado de la moto y ésta parada, en pose.
Así que escogimos una curva en la que no había problemas para dar la vuelta y hacer varias pasadas, en la que había poco/nada tráfico y en la que el fondo no era especialmente feo.
Y estas son las cuatro fotos que salieron.