Es una ciudad encantadora, con ese clima no es para menos.
En pleno verano hace fresco por la noche y hace falta una chaqueta, por el día el sol aprieta pero se lleva muy bien. No es la sofocante Barcelona en verano.
En invierno parece que nunca bajan de cero grados, eso explica la cantidad de motos que puedo ver por sus calles. Hay mucha moto japonesa, americana y europea por igual.
El hotel escogido es el Chelsea Motor Inn en el 2095 de Lombard St. está en la zona de Marina District al norte de la ciudad.
Empieza el camino hacia este desierto saliendo de las Vegas por la mañana temprano y siguiendo toda Las Vegas Blvd. hasta la I95.
Es una despedida viendo todos los hoteles y casinos importantes.
Camino del Parque Nacional del Valle de la Muerte parada obligatoria para llenar el depósito de combustible y comprar unas botellas de agua. Son las recomendaciones y nunca se sabe.
Death Valley es la zona más seca, baja y cálida de NorteAmérica.
Que bonito mundo de luz y de color este de las Vegas, jajajaja.
Tal y como todo el mundo recomienda estoy de acuerdo en que hay que conocer está ciudad entrando por la noche, con todas las luces encendidas.
La llegada a la ciudad ocurrió después de un viaje relativamente largo: unas siete horas en coche.
La distancia entre estas dos ciudades es de unas 280 millas, unos 450 kilómetros de autopista sin peaje, prácticamente recta y con bastante tráfico.
Llegada al aeropuerto de Los Angeles y alquiler de un coche en Dollar.com: un Dodge Charger 2.7 V6 que es realmente bonito.
Dos primeras noches en el Ramada West Hollywood en el 8585 de Santa Monica Boulevard, en West Hollywood, muy cerca de Beverly Hills y en la antigua ruta 66.
Este hotel se inauguró en los 80 en los terrenos que ocupaba el mítico Tropicana Motel, famoso en los sesenta y setenta por las estrellas del rock que se alojaban.
Este artículo lo estoy escribiendo el avión que me lleva de Nueva York a Los Angeles.
Y para mi sorpresa me he encontrado que el vuelo doméstico entre estas dos ciudades y operado por American Airlines tiene wifi de pago todo el trayecto.
Y es que me voy unos días de paseo por el oeste americano: Los Angeles, Las Vegas y San Francisco, ya iré contando.
El invento de la wifi en el avión se llama Gogo on Fly y todo el viaje vale unos 12$.