Otro japonés de buffet libre y platos giratorios.
Al estilo del Kaitensushi Dao, se trata de una cinta transportadora que hace pasar por delante tuyo la comida.
Se pagan 12€ por el menú y hay que sumarle la bebida y los cafés.
Al final la cena sale por unos 17€.
El sitio es un poco desangelado, los platos no son tan buenos como en el otro Kaitensushi Dao que está muy cerca.
Lo bueno es que no está a tope de gente como el otro y es una alternativa cuando no tienes ganas de pelearte con nadie.
Sales oliendo a frito y mucho, eso no te libra nadie.
Es el primer restaurante que reviso tres veces, es uno de mis favoritos, desde el primer día tiene 5 estrellas en la guía Carballeen, jajaja.
Y hay un pero, ayer perdió una estrella….
Es difícil que un sitio que me gusta pierda mi aprecio por aburrimiento o por ir demasiado, intento evitar estas cosas, que ya me conozco, lo que pasó es que ayer la cena no era de cinco estrellas.
El precio cada vez es un poco más alto (sigue siendo un buen precio) y exceptuando un par de cosas, el resto no destacan, incluso una cosa tan sencilla como los pimientos del padrón pincharon por estar demasiado crudos.
Se juntaron dos cosas.
Un grupo de 39 personas sin menú concertado con una comida que no estaba bien.
El resultado: sensación de timada brutal.
Una parte del grupo, los que somos más comedidos, pedimos menú de calçotada, lo incluía todo por unos 28€. Fuimos burros.
El menú consistía en calçots de primero y carne de segundo, lo típico.
Los calçots estaban crudos, igual que el segundo que en teoría era una parrillada de carne, el pollo, el conejo, las judías, todo, absolutamente todo estaba crudo.
Restaurante de pescados especialmente.
Tienen un menú por unos 17€ que con café y poniendo el IVA sale por unos 19€.
Este menú degustación lleva cinco platos de primero, como ensalada de pasta, buñuelos de bacalo, croquetas, unas gambitas….
De segundo se puede escoger entre cuatro o cinco platos que deben de variar dependiendo del día.
Me habían recomendado de segundo el atún pero no había, una pena por lo visto, así que escogí la carne de ternera en salsa.
No es el típico chino de esos que tienen toda la comida con el mismo sabor, no es de esos que todo sabe a glutamato.
Es un buen restaurante chino.
Me sorprendió lo cuidado de la elaboración de los platos y lo muy muy rico que está el pollo plancha con salsa especial, un sabor increíble, para recordar como dijo la dueña…
No tenían mucha gente y es una pena, es un local mediano, está situado en un primer piso con una pequeña entrada desde la calle con sus fuentes y dragones de colores.