Haciendo el turista, toda la mañana en la calle y comida rápida para seguir paseando por Venecia.
Restaurante situado en una calle bastante turística. a un paso de la Strada Nova y camino de Rialto.
Tiene un comedor no muy grande con una decoración muy ochentera, un poco pasada.
Nos tiramos por sus pizzas.
La idea era una comida rápida y sencilla para aprovechar que no estaba lloviendo y poder perderte de nuevo por las callejuelas de la ciudad.
Comida para dos sin reserva.
Primera noche en Venecia, eso fue el viernes pasado.
Escapadita en fin de semana llegamos con mucha lluvia, mucho viento, mucho frío (2ºC) y además de noche.
El taxi desde el aeropuerto te deja en la entrada de Venecia, el resto del recorrido hasta el Hotel se puede hacer a pie.
Al atravesar el primer puente desde la Piazzale Roma hacia la estación de tren el paraguas se destrozó en un golpe de aire.
Luego descubrimos muchos más paraguas tirados por las esquinas.
Pero en cualquier caso para agua la de hoy lunes, pero eso ya lo contaré: desde 1979 no estaba Venecia tan inundada, lo cuentan en la Vanguardia, El País y la BBC.
Todo un descubrimiento en el centro, se dedican al Fun Eating como lo llaman ellos.
En realidad abrió después del pasado verano y es un invento madrileño, tienen varios locales por allá y es éste es el primero en Barcelona, el sexto del grupo.
Un sitio agradable, modernillo, un local con muchos rincones para estar tranquilo y con bastante capacidad, creo que 150 personas.
Cena para dos con reserva, pero al ser entre semana creo que no hacia falta.
El pasado sábado al mediodía fui de menú a este pequeño restaurante en el centro de Barcelona.
Está a un paso de Plaça Catalunya y resulta un sitio tranquilo y muy agradable.
No es un local muy grande y es fácil encontrarlo lleno.
Es uno de esos sitios céntricos, con encanto y con un buen menú y a buen precio.
Con esas características evidentemente tiene tendencia a llenarse.
Escogimos dos modalidades de menú: la fórmula 3 (17,50€) y la fórmula 2 (14,80€).
En el centro de Barcelona, todo un restaurante vasco muy auténtico desde luego.
La decoración es sencilla y es un comedor agradable, todo correcto, bien iluminado y no muy ruidoso.
Creo que especialmente los grupos se lo pueden pasar bien.
Hay bastante sitio y pueden tener mesas grandes, de unas ocho personas o más.
No es un local con las mesas apretadas o con prisas.
Cena para siete con reserva.