Restaurante de playita y paella.
Y es que está al lado de la playa, en el paseo del Litoral en la playa del Bogatell, creo que es el último de todos.
En una de esas terrazas llenas de gente tomándose algo o comiendo cuando estás dando un paseillo al lado del mar.
Comida para nueve un sábado con no mucha gente en el local.
Can Solé es un clásico en la Barceloneta.
Fundado en 1903 está en un local con mucho encanto.
Paredes llenas de fotos de personalidades visitando el local y unas mesas muy bien preparadas.
La cocina está completamente a la vista, es una de las cosas que más me gusta de un restaurante si no terminas la cena oliendo a refrito.
En Can Solé esta bien resulto el tema de la ventilación y no ocurrió lo que parecía inevitable al entrar.
Cenita para seis el viernes por la noche.
Escapada al Maresme el pasado sábado con solecito y una temperatura ya de primavera, un gusto.
Todos los sitios típicos llenos y al final comida en un restaurante recomendado por gente de allí.
Es de aquellos sitios que si no te dicen, no vas.
No es un sitio muy grande y no está en la parte más turística de Arenys de Mar.
Tiene unas seis mesas, comimos tres adultos y dos niños.
El último restaurante para comentar de esta escapada a Venecia.
Amenazo en publicar dentro de poco las fotos de estos días, tengo todavía que prepararlas y ando con algo de lío últimamente.
En mi opinión éste es el mejor restaurante del viaje.
Intento de cena el Sábado y estaba lleno, con reserva para el Domingo noche y aún siendo un día como ese había bastante gente, está claro que es mejor reservar mesa.
Es un local no muy grande, con unas siete mesas, con paredes de piedra recuperadas y la gente que trabaja allí habla bastante bien el castellano.
Antiguo restaurante en Venecia, poco guiri, buenos precios, todo muy marinero y además lo que probé estaba riquísimo.
Una joyita encontrada después de mucho patear y buscar.
De aquellos sitios que cuando vuelva repetiré seguro y que si no coges carrerilla no entras la primera vez que los ves.
Decoración tradicional, con sabor añejo y con muchas fotos en las paredes de cuando el dueño se dedicaba a las carreras en góndola.
Cena para dos, pero estaba a tope, hubo suerte, mejor reservar.