Hacía dos años que no decía nada de esta terracita en plena Barceloneta.
Es el sitio del que más reseñas he escrito.
Ésta será la quinta y la primera fue en el verano del 2006, el año pasado se me escapó pero también estuve.
Siempre comento lo que ha cambiado y trato de buscar las diferencias con años anteriores pero es difícil.
Es difícil ya que cuando vas cada año a un sitio y cuando piensas en él cómo en algo que vale la pena, ir a ese sitio ya se ha convertido en una tradición y con las tradiciones no eres muy objetivo.
Todo un gallego en la calle Urgell de Barcelona.
Como otros lugares parecidos éste es un local al que acudes para comer bien, buena comida a un precio razonable y sin muchas florituras ni en la decoración ni en la presentación.
Y todo eso te lo ofrecen de maravilla, la comida está muy buena y muy bien preparada.
Es uno de esos lugares pendientes, al que quería ir desde hace tiempo y del que había oído muchas cosas buenas, pero el problema es que me cuesta estar en Barcelona para comer, tengo que estar de vacaciones.
Así que una comida para cuatro un día al mediodía entre semana de este Agosto.
Está situado en la parte norte de la derecha del Eixample.
No lo conocíamos pero las recomendaciones nos hicieron ir a probar un día entre semana.
Es un local alargado con unas cuantas mesas en la entrada y alguna más en una habitación al fondo.
La decoración es tradicional y correcta.
Lo mejor del local es la gente que trabaja allí, muy atenta y con ganas de ayudar tanto para escoger el vino como para escoger en la carta.
Es mi tercera nota sobre este sitio y para mí sigue siendo uno de mis favoritos.
Últimamente he leído algunas críticas no muy buenas que hacían referencia a si ya no era lo mismo, que si la calidad no era la que había antes y cosas por el estilo.
Mi veredicto después de la visita de esta noche es que todo sigue igual, obtienes lo mismo que hace años: una fiesta de luz y de color.
La calidad de los productos así como la cantidad son indiscutibles.
Otro año y nueva visita a este restaurante de la Barceloneta.
Así queda inaugurada la temporada de terracitas en la playa aunque el tiempo se empeñe en aguarnos la fiesta.
El restaurante Litoral es pra mí todo un clásico.
Ya he hablado aquí tres veces antes, la primera cita es del verano del 2006.
Así que comida para dos un sábado al mediodía sin reserva y esperando un poquito bajo el sol para conseguir mesa.