Una producción para la televisión de la HBO originalmente titulada Too Big to Fail.
He escrito muchas veces lo mucho que me gusta casi todo lo que produce la HBO.
Muchas de sus series se han convertido en clásicos de la televisión como Game of Thrones, Boardwalk Empire, The Wire y tantas otras.
En este caso tenemos otra película que está en la frontera de esas producciones para la televisión con tantísima calidad que podrían ser películas en toda regla.
No es original en la idea, es otra nueva visión del origen de la crisis del sistema financiero americano.
Está casi sin título, Misión imposible: Protocolo fantasma.
Vamos, algo totalmente superficial, de acción, tiros y fantasmadas varias.
Lo que busco en este tipo de películas normalmente es algo de evasión, dejar de pensar durante un rato y que me puedan sorprender con algo.
En esta cuarta parte de Misión Imposible lo cumplen todo menos lo que concierne a la última premisa de la sorpresa.
Vamos que está bien, que entretiene pero poco más.
Había visto las Suecas y por lo menos con la primera parte, la versión de David Fincher es muy superior.
No solamente se nota que tienen más dinero para la producción, es mucho más que eso.
Yo he podido encontrar más cercanía al libro, es más literal y sabe transmitir mejor las sensaciones que también transmite el libro.
A excepción de un par de cambios que puedo perdonar, la encontré muy fiel al libro.
David Fincher es estupendo, ya lo consiguió hace unos años con la maravilla de Seven y aquí otra vez se sale.
Es una película tranquila y pausada, con cierto humor escondido y mucha ternura, mucha.
Al final te queda un sabor agridulce, puedes ver que tiene cierto optimismo pero no es una película especialmente alegre.
No me resultó nada extraño que Christopher Plummer se llevara el Oscar a mejor actor secundario este año.
Tiene un papel agradecido, de esos que dan mucho juego y que permiten explotar la parte ñoña que todos llevamos dentro, pero aún así lo hace muy bien sin regocijarse en el drama.
Si señor, un gusto de película.
Ya la he empezado a recomendar antes incluso de escribir esta nota.
Me ha encantado, me ha parecido una maravilla como cuenta el escalado de los «pollos» en cualquier empresa moderna.
No hay nada que decir del guión, por lo menos nada malo, yo encuentro que es estupendo.
Importante el pedazo de reparto del que seguro disfrutarás.
Tenemos desde a un bregado Kevin Spacey, hasta un fantástico Jeremy Irons o una discreta Demi Moore.
También tengo que hablar de un Simon Baker (que conoces por The Mentalist) haciendo otra vez más de guapito repelente o de un Zachary Quinto que lo hacen bien.