Aceptable tercera versión de la saga.
Si vistes las anteriores encontrarás que esta película es una buena precuela (curioso concepto éste).
De la primera Underworld hablé aquí casi al principio comenzando el blog, hace algo más de tres años.
Luego llegó Underworld Evolution que vi casi a continuación.
En esta tercera entrega se dan muchas explicaciones a las anteriores, mantiene la estética y esas cosas pero ella misma resulta interesante y creo que puede hacer que vuelvas a ver las anteriores de nuevo.
Justita, flojilla película de ciencia ficción.
Al estilo de las repetitivas películas de la Marvel pero no consigue mantener la emoción tanto como otras producciones parecidas.
Como digo siempre en estos casos: se puede ver, se deja ver pero no esperes una maravilla.
Hay algunas cosas bastante infumables, pero para eso quizás te la tengas que tragar entera y no se si vale la pena.
Vamos que solamente la recomiendo para fanáticos de la ciencia ficción/comic o sucedáneos que se lo traguen todo.
Demasiada carga de moralina, quiere ser muy aleccionadora pero se queda en ñoña.
El más patético es el niño, interpretado por Jaden Smith: está cargado de tópicos y resulta el personaje más flojo.
Ni que decir tiene que el chaval este es hijo de nuestro querido Will Smith y eso seguro que le abrió alguna puertecilla.
El protagonista es un Keanu Reeves con licencia para poner cara de cartón.
Hace de marciano y eso le permite no mover ni un músculo de su cara durante toda la película… como otras veces, pero en ésta con excusa.
Tenemos un buen director: Dominik Moll, cuya anterior película es la estupenda Harry un ami qui vous veut du bien.
Tenemos buenos actores.
Una actriz como Charlotte Rampling que me gusta mucho y un siempre resultón André Dussollier, ambos como los veteranos.
Y Laurent Lucas y la actriz Charlotte Gainsbourg, a la que encuentro muy guapa, como las nuevas promesas.
Pero en general el resultado es flojo y parte de la culpa debe de ser del penosillo guión/historia del mismo director y Gilles Marchand.
Sigo con las sagas y esta vez le toca a Starship Troopers con su tercera (y peor) entrega.
La primera película del 97 me alucinó.
Era una cosa rara, dirigida por Paul Verhoeven, el mismo tipo de cosas como Showgirls, Basic Instinct o RoboCop.
Y digo que rra una cosa rara por ser una ciencia ficción diferente a la que habíamos visto hasta entonces, tenía cierto humor, algo de cachondeo con el género y con un tratamiento muy comiquero.
Aquí en la tercera casi todo sigue igual, pero ya no es lo mismo.