Aunque seguro que buena parte es fantasía y que la realidad es mucho mejor que la película.
Hay muchas cosas que llaman la atención por lo irreales que resultan, pero en general no es una película lejana.
Se puede comprender lo que pasa cuando a alguien le funciona bien un negocio y puede, quiera o no, dejar atrás a los que se suponen sus amigos.
En cualquier caso no es un documental, está claro que todo está dramatizado y para empezar el protagonista Jesse Eisenberg es bastante mas guapo que Mark Zuckerberg.
El resto de actores no destacan, no puedo nombrar ninguno.
Es una película sencilla, con algunos momentos malos al principio y llena de topicazos absurdos, pero al final me sorprendió.
En cualquier caso resulta entretenida, especialmente hacia el final.
Es de aquellas que todo va en contra del protagonista, que no puede ser que no haga nada para arreglarlo, que solamente tú ves que todo va a acabar mal, de esas.
Cuidado que el director y guionista no es un cualquiera, es Scott Frank que puedes reconocer como guionista en películas como La intérprete, Minority Report o Cómo conquistar Hollywood.
Quizás es un buen guionista pero como director, siendo esta su primera película, necesita más rodaje o quizás la idea de partida tampoco era tan buena.
Al bestial Robert Rodriguez se le ha ido la cabeza otra vez con esta película.
Es entretenida por lo extraña y brutal que resulta.
La historia no tiene mucho pero todo queda cubierto y recuperado en cierto modo por esa violencia gratuita y esa brutalidad que lo envuelve todo.
En realidad es como un chiste malo: se aguanta hasta el final y aunque no tengas ganas de reírte alguna sonrisa se te escapa.
Para mí como El mariachi no hay nada de este director.
El protagonista es el siempre extraño Danny Trejo, un eterno secundario que aquí destaca por su falta de expresividad, vamos como siempre.
Pues ahora toca ir de mejicano una noche de sábado dando una vuelta por el raval de Barcelona.
Otro sitio de los mismos dueños es La Rosa Negra, son sitios parecidos como calcas.
Son locales pintados alegremente, vamos con alegría, con manteles de plástico resultones y con algo bastante importante estos días: con unos buenos precios.
Son restaurantes que siempre están llenos, especialmente por la noche los fines de semana.
Así que cena para dos una noche de sábado temprano, sin reservas y con suerte de no esperar.
Tenía ganas de verla, bastantes.
Claro que tengo un muy buen recuerdo de la primera parte allá por el 87 y esperaba algo bueno, por lo menos entretenido.
Y aunque ésta la he visto con unos cuantos años más encima, puedo decir que para mí es una digna sucesora, una buena continuación más bien.
No llega a alcanzar a la primera, pero es entretenida.
El protagonista es Shia LaBeouf que podemos recordar de Transformers, el tipo ha mejorado mucho.
Y de Michael Douglas me sorprende que de vez en cuando aún siga haciendo cosas pasables.