Y sigo contando mi aventura por Madrid.
Primero (eso sí, no muy temprano) una mini-excursión por la sierra, justo para descubrir lo fantásticos que están los torreznos, las mega croquetas de queso y sufrir los 48º en el interior del difunto coche de Amaia.
Por la tarde cafetito-te-infusión-siestareparadora en casa de Nieves&Cia en Navacerrada.
Por la noche paseo por Chueca para ir a cenar al restaurante Al-Jaima, ellos mismos se autodenominan: cocina del desierto.
El sitio estaba lleno, es necesario reservar sin duda.
Pues este fin de semana cogimos el avión y nos fuimos de cañas por Madrid, capital del Reino.
Así como el que no quiere la cosa, lo que son las lowcost.
Lo primero es que tengo que dar las gracias a Cristina por acogernos en su casa (un gusto eso de vivir en el centro, en Malasaña y tener una casa tan grande).
Lo segundo es destacar la acogida de ella y de las demás Pichis, esas ciceronas que nos mostraron el verdadero camino para empeorar nuestro colesterol y aumentar notablemente nuestro índice de alcohol en sangre.
Que buenos que están.
Lo suyo, como el propio nombre del restaurante indica, son los caracoles.
Y eso lo hacen muy bien, los preparan muy bien, principalmente caracoles asados.
Lo que tienen que trabajar un poco más son las tostadas de pan para el ajito y el tomate.. las tostadas no están del momento y se notan húmedas, una pena, un detalle tonto que cuesta muy poco solucionar.
Fuimos cuatro a cenar.
Restaurante Hindú.
Al llegar por primera vez la entrada que tiene sorprende mucho.
Es una puerta de madera cerrada, con un luminoso en la parte superior que indica si está abierto o cerrado el local.
La decoración es… peculiar, pero la comida es buenísima. Y lo importante es la comida.
Con reserva y se llenó.
Había mucha gente de fuera cenando, lo que me parecieron muchos Indios, eso es bueno, no?
Restaurante italiano en la zona del Born en el Barrio de La Ribera.
En realidad hay dos locales uno al lado del otro con el mismo nombre, la misma comida y el mismo servicio.
Fuimos dos a cenar, el antiguo estaba lleno y acabamos en el nuevo.
Está claro que el nuevo es mucho más grande y tiene muchas mesas.
En el nuevo la decoración es mucho más pobre, le falta el encanto del primero, pero las pizzas igual de buenas y baratas.