Hace ya un año que contaba por aquí que me iba. Es curioso, pero casi siempre que explico a la gente que llevo un año ya, casi todo el mundo me responde con algo así como: «ya ha pasado un año? que rápido pasa el tiempo…«.
Por favor, reconsidera bien una afirmación así antes de compartirla conmigo, piensa que aún me queda otro por delante y justo ahora estoy tomando conciencia de que solamente estoy en la mitad del camino. De buen rollo.
El tiempo no ha pasado especialmente rápido para mí. Y con eso no quiero decir que no me encuentre bien, como en todas las épocas hay momentos buenos y momentos menos buenos, lo que digo es que no ha pasado rápido.
No contaré todas mis miserias, solamente unos datos objetivos de este último año sobre mis vuelos: he tomado el avión 101 veces, he recorrido 141.027 km (unas 3,5 vueltas al mundo) y he estado en el aire un total de más de 9 días seguidos.
Para que te hagas una idea, cuenta hasta 100 y cada vez que sumas uno piensa en todo lo que cada incremento representa.
Piensa en que para ir a trabajar un lunes cualquiera tengas que coger el coche a las 4:15 de la mañana, llevarlo al aparca&go, esperar el minibus, pasar el control del aeropuerto (quitarte la chaqueta, el cinturón, las cosas de los bolsillos, pelearte con la guiri que tiene prisa…) para embarcar a las 5:30, intentar dormir de camino y finalmente coger el tren y el metro para estar listo para empezar a trabajar a eso de las 9:30. Todo ésto durante las seis horas anteriores a empezar a trabajar y con todavía todo el día de trabajo por delante.
Quizás no lo parezca pero no quiero quejarme, considero que en cierto modo soy un afortunado. Lo digo sin acritud.
Tengo una oportunidad única para aprender muchas cosas, para mejorar mis perspectivas laborales, para sufrir una experiencia vital y para valorar lo que tengo y lo que dejo lejos.
Ha sido un año diferente y el que viene seguramente será un año distinto también, preparando ya el regreso y organizando la vuelta.
En fin, ya ha pasado un año? que rápido pasa el tiempo…
Todo pasa, el ser humano tiene espíritu de adaptación. Piensa, tu te quejas porque vuelves cada semana/te vas cada semana, yo me quejo porque no voy nunca/no vuelvo nunca. Pero, a pesar de todo, seguimos vivos, no?
Tu lo has dicho. Al final eres un afortunado. A esta hora podrías estar mirando el mapa de Europa y estar pensado… donde coño me voy para sobrevivir… Eso tampoco es tan simple. Aguanta,coño, que tu «purgatorio» tiene fecha de caducidad. Y tu paraíso está hecho de una familia que te quiere y que te echa de menos.
Dos ratones están mirando la luna. Improvisamente pasa volando un murciélago. «mira… un ángel», dice uno de los dos ratones. La máxima de esta historia aún no la sé, dasela tu si quieres.
Un abrazo y salúdame a la Merkel.
El Italiano.
Ohh!! entonces vas los fines de semana a tu casa en Barcelona? que suerte tienes! Yo estoy expatriado en México, llevo ya dos años, y veo a mi familia cada 3 meses. Ojala me tuviera que levantar todos los lunes a las 4:15 con tal de pasar el fin de semana con ellos. Aparte de que México no es Alemania… eso si, el clima es mucho mejor…
Gracias por vuestros comentarios, hay épocas para todo y ahora estoy un poco más animado.
Sí, lo sé, tengo suerte y soy un afortunado pero ya sabéis que no siempre se ven todo lo bueno aunque es seguro que siempre podrían estar peor 😀