Estoy escribiendo este post en el aeropuerto de Munich.
No suelo escribir muchas cosas personales en este blog, al menos cosas realmente personales, pero tal y como están las cosas… tengo que poner algo.
He llegado temprano al aeropuerto.
Es mi primer viaje de vuelta a casa teniendo que coger el tren para llegar hasta el aeropuerto, he comido por el camino (en realidad casi no lo hice) y he salido un poco antes para poder calcular bien los tiempos que tardaré en llegar y esas cosas. Logística pura.
Al final llegar al aeropuerto en tren con la línea S8 me lleva unos 50 minutos desde el trabajo, me cuesta unos 10€ y la frecuencia de paso parece que sea muy alta, está situado a unos 40 km del centro de la ciudad.
La estación esta justo debajo de la Terminal 2 de Lufthansa y a estas horas pasar el control ha sido fácil y rápido. El viaje completo calculo que serán unas cinco horas puerta a puerta cuando lo tenga más por la mano.
Tengo unos minutos para reflexionar sobre todo ésto y sobre la primera semana de trabajo en las Alemanias.
Yo ya conozco algo la cultura alemana, hace ya diez años que trabajo en esta compañía y he viajado muchas veces a la central, pero siempre me sorprenden las diferencias que nos separan.
Podría decir que ha sido una semana interesante, de situarme, de conocer las rutas, perderme en el edificio nuevo, el nuevo despacho, cambiar las cuentas de correo, los nuevos teléfonos, las tarjetas de visita, empadronarme, usar la cantina, ir de compras al super y mucha pero mucha voip.
A los compañeros y a mi nuevo jefe ya los conocía, están siendo muy atentos y muy considerados conmigo. La gente de recursos humanos ha solucionado todos mis problemas y me ha asistido en todo lo que me hace falta, todo de una eficiencia germánica.
No quiero hablar de los momentos chungos, para qué? al final tengo que pensar que es viernes y que mejor no amargarme con la vuelta el próximo lunes, no?